lunes, 25 de mayo de 2009

Las sutilezas a veces alcanzan efectos inesperados



La personificación del deseo, que toca para bien o para mal, en un sentimiento de culpa, o la incapacidad de hacerle frente al esa energía que les nace desde el centro, los hace huir; pero a la vez, subyace una ley suprema que gobierna sus pensamientos y los hace querer aprehenderlo. Una fotografía, una pintura en azul, una repetibilidad, un vacío, una santidad.

Los personajes de Pasolini tienen una necesidad de naturaleza, de ser carne y cuerpo, sin psiquis. De liberar sus pasos desnudos en el pasto verde, o dejar las entrepiernas abiertas para recibir caricias del sol.

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